Me vais a permitir una breve digresiòn, para que os cuente una historia: en la frìa manyana del 14 de enero de 1506, el gentilhombre Felice de Fredis sacò a la luz, cerca de Santa Maria Maggiore, algo que iba a conmocionar la historia de la cultura en el mundo civilizado: el Laooconte, que véis en la foto. De la historia del sacerdote que intentò, en vano, salvar Troya del caballo de madera, nos hablò Virgilio. Y Plinio nos contò, anyos màs tarde, còmo tres escultores rodios hicieron una estatua que se convirtiò, de inmediato, en objeto de admiraciòn y fue colocada en la casa del emperador Tito. De Fredis tenìa su huerto encima de la casa de Tito! De inmediato la estatua fue adquirida por el Papa Julio II (Della Rovere) y de esta forma empezaba el nùcleo del coleccionismo vaticano y, por lo tanto, de sus Museos. Esta semana se ha inaugurado en los dichos Museos (y hasta el 28 de febrero de 2007) una exposiciòn (500 anyos de Museos Vaticanos) que aglutina toda la informaciòn para entender qué pasò antes, durante y después de este descubrimiento que conmocionò Europa y asombra, todavìa hoy, al mundo entero. Felice de Fredis, en el epitafio de su tumba, lo explica mejor que nadie: ...Lacoohontis diuinum quod in Vaticanum cernis fere respirans simulacrum, "(fui el descubridor de) la estatua divina de Laocoonte, que puedes ver en el Vaticano y que parece respirar". Luchar (el sacerdote), sufrir (su hijo a la derecha de la foto), morir (su hijo a la izquierda) son los hitos de esta extraordinaria escultura en la que, como nunca ha pasado, se unen la fuerza del màrmol esculpido y la de la palabra escrita. Si podéis, no os la perdàis.diumenge, 19 de novembre del 2006
Laocoonte, siempre
Me vais a permitir una breve digresiòn, para que os cuente una historia: en la frìa manyana del 14 de enero de 1506, el gentilhombre Felice de Fredis sacò a la luz, cerca de Santa Maria Maggiore, algo que iba a conmocionar la historia de la cultura en el mundo civilizado: el Laooconte, que véis en la foto. De la historia del sacerdote que intentò, en vano, salvar Troya del caballo de madera, nos hablò Virgilio. Y Plinio nos contò, anyos màs tarde, còmo tres escultores rodios hicieron una estatua que se convirtiò, de inmediato, en objeto de admiraciòn y fue colocada en la casa del emperador Tito. De Fredis tenìa su huerto encima de la casa de Tito! De inmediato la estatua fue adquirida por el Papa Julio II (Della Rovere) y de esta forma empezaba el nùcleo del coleccionismo vaticano y, por lo tanto, de sus Museos. Esta semana se ha inaugurado en los dichos Museos (y hasta el 28 de febrero de 2007) una exposiciòn (500 anyos de Museos Vaticanos) que aglutina toda la informaciòn para entender qué pasò antes, durante y después de este descubrimiento que conmocionò Europa y asombra, todavìa hoy, al mundo entero. Felice de Fredis, en el epitafio de su tumba, lo explica mejor que nadie: ...Lacoohontis diuinum quod in Vaticanum cernis fere respirans simulacrum, "(fui el descubridor de) la estatua divina de Laocoonte, que puedes ver en el Vaticano y que parece respirar". Luchar (el sacerdote), sufrir (su hijo a la derecha de la foto), morir (su hijo a la izquierda) son los hitos de esta extraordinaria escultura en la que, como nunca ha pasado, se unen la fuerza del màrmol esculpido y la de la palabra escrita. Si podéis, no os la perdàis.
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